Seguimos celebrando…

Después de tres meses del bautizo de mis libros en Madrid, sigo celebrando. Aquí les dejo mi discurso de presentación:

Quiero agradecer a Francisco Gallego, a quien considero un Editor “temerario” por publicar los libros de un total desconocido en el mercado español, a la destacada escritora Mercedes Gallego por presentar esta trilogía y especialmente a mis compañeros de tertulia, en Caracas, por las valiosas correcciones y sugerencias que sin duda han mejorado la calidad de estos textos: Krina Ber, Blanca Miosi, Alessandra Hernández, Oscar Montenegro e Iris Verastegui (la copiloto), mi compañera y principal lectora. No puedo dejar de expresar mi agradecimiento a José Luis Palma, prologuista de Pintores, a Oscar Marcano, de Escritores, y a Manuel Hernández Silva, de Músicos.

Debo aclarar que no pretendo con estos libros crear cátedra en arte o en literatura. Pero sí rendir homenaje a artistas que de alguna forma han marcado mi vida y que en el caso de algunos de ellos hoy poco se habla. También en servir de detonante para que, por medio de estos cortos relatos biográficos, los lectores se animen a buscar más información, a profundizar en la vida y obra de personajes de los que todavía hay mucho que aprender.

¿De dónde surgió esta idea? Desde niño me sentí fascinado por la vida de los grandes personajes de la historia, me preguntaba cómo lograron trascender, qué hicieron para convertirse en seres inmortales, pero las pocas biografías con las que contaba eran grandes como bloques de concreto y difíciles de leer, es decir, largas y poco amenas. Aún así leí algunas. Recuerdo especialmente una sobre el insigne navegante español Fernando de Magallanes. Nunca olvidaré la odisea de este personaje, su tenacidad y su trágica muerte cuando ya había encontrado una vía que uniera a los dos grandes océanos y estaba a punto de demostrar, físicamente, la redondez de la Tierra. Pero, qué tenía esta biografía que llamó tanto mi atención. En aquel momento no lo supe. Muchos años después, ya aficionado a la escritura, me di cuenta de que me había cautivado lo breve y lo ameno que había sido (por cierto, aquella lectura, de la que ya no recuerdo al autor, hizo que luego me leyera de cabo a rabo la biografía que sobre el mismo Magallanes escribió Stefan Zweig; toda una delicia). Había descubierto el secreto, al menos lo que para mí era un secreto en ese entonces: brevedad y amenidad. Fue así  cuando, buscando algo nuevo que hacer, decidí escribir esta serie de relatos biográficos, tomando en cuenta aquellas dos condiciones. La brevedad era algo que no me daría problema (mi exagerada impaciencia me ha hecho un adicto a ella), pero la amenidad, ¿cómo lograrla? No era un proyecto fácil. Así que decidí alejarme de la figura del ensayo o de las biografías convencionales y darles estructura de cuento. Es decir, escoger un evento único, conflictivo y verdadero, en la vida del personaje (o del autor), y hacer que dicho personaje luchara por resolverlo. No importaba si tenía éxito o fracasaba en el intento, pero debía enfrentarlo, aunque tal intento resultara sutil, poco perceptible o hasta jocoso en algún caso. Sobre todo lo demás: lo que nadie pudiera desmentir, podía sentirme libre de inventar a mis anchas.

Así nació cada uno de los ciento treinta y siete relatos que conforman estos tres libros. Como lo tenía previsto, pude ser breve. Pero no sé si logré ser ameno, aunque convencer a Francisco Gallego ha sido un magnífico comienzo.

Muchas gracias

Heberto Gamero

Madrid 02 de noviembre de 2016